Inicio Superación Mentalidad de Motivación

Mentalidad de Motivación

992
0

Cómo Desarrollar Una Mentalidad de Motivación.

De vez en cuando, cada uno de nosotros nos encontramos en una rutina de aburrimiento y desinterés. Nos parece que perdimos nuestro entusiasmo por la vida y nos sentimos cansados, irritables y desmotivados. Queremos escondernos debajo de las sábanas en vez de enfrentar el día. Tal vez te sientes abrumado por el trabajo, te sientes triste por el dolor y el sufrimiento que hay en el mundo, o simplemente estás aburrido con la rutina de tu vida diaria.

No estás solo. Todos pasamos por períodos como este en algún momento. La buena noticia es que podemos hacer algo al respecto. Éstos son algunos consejos para ayudarte a salir de la rutina y recuperar de nuevo la ilusión por la vida:

1) Toma un «tiempo libre» – El estrés prolongado puede desgastarnos y fulminar cualquier entusiasmo que alguna vez hayamos tenido. Antes de hacer nada, tómate unos minutos para respirar y simplemente SER. Vacía tu mente de todo el estrés y la preocupación. Esto requiere práctica, ¡pero no te rindas! Cuando los pensamientos lleguen a tu mente quítales tu atención suavemente y sigue manteniendo tu mente vacía y en calma. Respira lenta y profundamente y deja que todos tus músculos se relajen. Siéntate en silencio y recarga las baterías. Trata de hacerlo a diario, o incluso dos veces al día (mañana y noche). Necesitamos un tiempo de tranquilidad tanto como necesitamos otras cosas en la vida. Regálate la paz interior.

2) Inspírate – Lee algo de motivación, algo que te inspire o algo edificante. Mira las fotos hermosas de la naturaleza o lee algo de humor. Conscientemente mueve tus pensamientos a un lugar más positivo. Centramos nada más que en el trabajo y en las tareas diarias de la vida puede hacernos sentir muy poco inspirados. Es fácil darle la vuelta si queremos. Sólo tenemos que buscar cosas que levanten nuestro espíritu y nuestro estado de ánimo. Haz espacio para reír, ser feliz, estar alegre y jubiloso cada día. No esperes a que la inspiración llame a tu puerta, sal y encuéntrala o créala. Evoca algunos recuerdos divertidos o conmovedores. Escríbelos en un diario para que puedas volver a leerlos cuando te sientas triste.

3) Entusiásmate – Piensa en las cosas que has planeado para el día y vuelve a encender el entusiasmo que alguna vez sentiste por ellas. La primera vez que comienzas un nuevo proyecto o inicias un nuevo trabajo estás entusiasmado con las posibilidades ¡y estás ansioso por empezar a moverte! Con el tiempo, podemos perder el entusiasmo por una variedad de razones. Viaja atrás en el tiempo por un momento y piensa en que fue lo que te puso tan entusiasmado al principio. ¿Qué hizo que tu corazón latiera un poco más rápido? ¡Recupera ese sentimiento y aférrate a él! Incluso si tus tareas no son nada como para estar realmente entusiasmado con ellas, al menos piensa en algunos de los beneficios positivos que obtienes al hacerlas. Por ejemplo, haz una lista de las maneras en que beneficiarán a tus hijos, a tu cónyuge, a ti mismo, a tu trabajo o tu casa. Identifica la recompensa, y concéntrate en eso. Incluso las tareas mundanas pueden tener algunas ventajas. A veces es sólo una cuestión de cambiar nuestra mentalidad para ver el lado positivo.

4) Pequeños Pasos – A veces lo más difícil en realidad es el comienzo. Un proyecto parece tan monstruoso que te estremeces con la idea de todo el tiempo y energía que vas a tener que gastar. En lugar de abrumarte a ti mismo empieza poco a poco. En un temporizador establece 15 minutos y simplemente comienza a trabajar en el asunto. Permítete parar después de los 15 minutos si realmente deseas hacerlo. Pero muy a menudo, una vez que realmente empezamos a trabajar en algo no queremos detenernos. No te centres en la visión más grande, ve los detalles más pequeños y hazlos uno a la vez. Cualquier tarea grande parece más manejable una vez que la divides en pasos más pequeños.

5) Cuidado del Cuerpo – A veces, nuestros sentimientos de fatiga son causados por deficiencias físicas no por deficiencias mentales. Asegúrate de que estás descansando lo suficiente, comiendo alimentos que nutran el cuerpo, bebiendo bastante agua, haciendo suficiente ejercicio, etc. Especialmente cuando estamos muy ocupados tendemos a escoger la comida más rápida y fácil, que no siempre es la mejor elección para nuestros cuerpos. Comer una gran cantidad de alimentos altamente procesados y azúcar es como poner gasolina mezclada con agua en nuestros vehículos. A fin de que nuestros coches puedan correr sin problemas, tenemos que mantenerlos de forma adecuada, y lo mismo ocurre con nuestros cuerpos. ¡Recuerda que el cuerpo es el vehículo de la mente y el alma!

Por último, recuerda recompensarte a ti mismo de vez en cuando, ¡y ser amable contigo mismo! Siempre habrá cosas que «necesitas» hacer. Pero algunos de nosotros asumimos más de lo que podemos manejar y nuestras vidas se convierten en una penosa servidumbre a causa de eso. Trata de eliminar las cosas que realmente no te dan alegría o al menos minimiza el tiempo que gastas en ellas. Haz lo que puedas y deja el resto, o pide ayuda. No sientas como que tienes que hacer todo tu mismo.

Recuerda que la motivación, al igual que la felicidad, es algo que elegimos. Es posible que tengamos que darnos un pequeño empujón al principio, pero una vez que logramos la mentalidad correcta es simple permanecer allí si lo elegimos.

Artículo anteriorCrecer Espiritualmente
Artículo siguienteLa Auténtica Felicidad Viene de Adentro