Una de las frases que más me ha impactado y que sigue impactándome es, que detrás de la tempestad viene la calma, y después de la noche viene el día. Para hacer referencia a que no hay dolor que dure cien años ni cuerpo que lo resista, como dice el refrán popular. En la misma línea podemos decir que el final es un nuevo comienzo más prometedor, porque no todo final es triste, a veces hay que terminar ciertas cosas para comenzar nuevos proyectos.
Aplica el final, a las relaciones con las personas, a las cosas materiales, y a los mismos conocimientos y costumbres, para dejarlos ir sin remordimiento y desapego, liberarse y permitirse explorar nuevos rumbos. Muchas veces nos da miedo o pereza darle final a las cosas y situaciones, nos aferramos a ellas como si perdiéramos parte de nosotros cuando las dejas partir, así ocurre con la pareja, los sacos y prendas de vestir acuñados a algún afecto especial, los documentos y papeles que consideramos verdaderas obres maestras, e inclusive con las pequeñas cosas y detalles que hemos acumulado por años.
En otras ocasiones, el final no lo hemos provocado nosotros, sino que las situaciones y azares de la vida nos lo plantea, como el cambio de empleo, alguna oferta inesperada que nos mueve el piso, alguna calamidad doméstica que nos obliga a modificar nuestro diario transcurrir, la aparición de una persona inesperada, entre otras muchas. Al comienzo podremos sentirnos incómodos ante el cambio que se viene, y de pronto quisieras solo enterrarte en el encierro para no asumir los nuevos retos que se avecinan, pero si recuerdas que cada final es un nuevo y prometedor comienzo, albergarás esperanza y motivación para el nuevo comienzo.
Asumir el final como un proceso natural y no como algo extraordinario, te prepara psicológicamente para su llegada, nada es eterno en la vida como dice una canción popular, y es mejor que ganemos conciencia de ello. El final como los entierros requieren de hacer el respectivo duelo, porque somos seres sensibles a quienes las emociones toca y en algunos casos más de la cuenta. Podrás hacer un duelo en silencio y a través de recogimiento espiritual, o con fiestas y celebraciones, no importa, porque lo realmente trascendente es que dejemos ir las cosas al pasado en santa paz y en forma consciente.
Visto de esta manera positiva, no existirá obstáculo ni derrota que te postre en el camino, podrás salir de cualquier atolladero con la frente en alto, y convencido que toda experiencia es útil y necesaria, para seguir el viaje. Recuerda que nada de lo que ocurre sea positivo o negativo, es en vano, y por el contrario se debe vivenciar dentro de tu plan maestro.
Por más que lo quieras ocultar, deberás enfrentarte a tus destino, sea cual fuere y con la tenacidad y fortaleza necesaria. Atrás ni para coger impulso y adelante con la frente en alto, porque un nuevo amanecer te espera.