El estrés, las responsabilidades, la consecución del dinero, las deudas, las relaciones, y los problemas y los cambios, te pueden llevar al desgaste y el agotamiento excesivo, el cual debes evitar a toda costa. Porque la vida no es una carrera de cien metros sino una verdadera maratón, que exige tu balance, equilibrio, y buen estado físico.
Lo primero que debes hacer es cuidar tu físico, traducido en comer bien, realizar ejercicio regularmente, dormir lo suficiente y manejar el estrés emocional que tanto daño te puede generar en tu bienestar.
Lo segundo es aprender a reservar especio para no hacer nada, consentirte y dejar de presionarte en forma inclemente porque debes estar activo y produciendo todo el tiempo. Si te encuentras en el trabajo, toma algunos minutos para descansar, oxigenar tu mente, despejarte, respirar aire puro, refrescarte y cambiar de perspectiva.
Lo tercero es mantenerte en contacto con las cosas que quieres y valoras, tal vez la compañía de tu familia, tus hijos y padres, las aficiones que te hacen vibrar, como la música o la lectura, el deporte o la visita a algún lugar de infancia que llena tu espíritu.
El cuarto aspecto se relaciona con salir de la rutina diaria, salirte de lo tradicional y lo que se espera, los hábitos y costumbres, retarte continuamente, crear nuevos productos y servicios, permitirte soñar y echar globos debes en cuando.
Nunca establezcas objetivos irrealizables e inalcanzables, y por el contrario establece expectativas alcanzables y no te exijas más de lo posible y lo que realmente puedes realizar. Por que solo te traerá estrés y nuevas angustias a tu vida.
Aprende a comunicarte con propiedad, evita la generación de conflictos y por el contrario busca siempre negociar y solucionar las diferencias. Intenta siempre ser claro con las personas sobre lo que esperas y deseas, y al mismo tiempo recibe con agrado la retroalimentación y expectativas de los demás interlocutores.
Busca siempre administrar tu tiempo, porque no existe mayor estrés que sentirte abrumado por el exceso de actividades y el sentir que no puedes atenderlo todo en el debido tiempo. Si aprendes a administrar bien el tiempo, encontrarás que siempre existe un lugar adecuado para cada actividad y un espacio para descansar, analizar y volver a actuar.
Deja de criticarte y de criticar a los demás, muchas veces en forma injustificada, porque el pasado queda allí y solo sirve aprender de la experiencia. Efectúa los cambios y sigue mirando hacia delante.
Valora tus emociones y aprende a manejarlas con propiedad, intenta por todos los medios ser optimista y positivo, ver el lado amable, y dejar ser y existir, porque cada emoción tiene su lugar y debe dejarse expresar sin que se convierta en un estallido incontrolable.
El agotamiento excesivo te puede hacer pasar malos ratos, y por ello debes cultivar la práctica de buenos consejos físicos, mentales y emocionales, que te permitan revertir tal situación, dosificando tus esfuerzos, modificando los hábitos, descansando y permitiendo entrar en tu vida nuevos aires frescos y reparadores.
Fuente de inspiración: Susan Martin – How to avoid burnout