Cada año trae sus sorpresas y necesidades, y con seguridad el año que está por terminar te ha traído nuevas bienaventuranzas y prosperidad financiera. Pero deberás poner de tu parte para que los objetivos y buenos deseos se logren.
Empieza por eliminar las compras impulsivas. Cuantas veces te ha pasado encontrarte sin razón aparente en un centro comercial o en una tienda que promete rebajas en todos sus productos. Tal vez revisas asustado el porqué te aparece en tus manos un paquete inesperado con compras que no necesitabas y te entra el remordimiento porque ni dinero tenías para comprarlas, pero de un momento a otro apareció la magia de la tarjeta de crédito para conseguir los fondos y pagar los artículos.
Recuerda que una de las principales razones del porqué te vuelves impulsivo en las compras, y te conviertes en pobre de la noche a la mañana, es la tarjeta de crédito. Así que hazte el propósito de no utilizarla más o de reducir el consumo o de no llevarla a los centros comerciales.
Otro de los malos hábitos financieros, es gastar sin presupuesto y sin seguimiento. La gran mayoría de las personas se comporta de esta forma, y esperamos que tú seas la excepción. La razón que origina esta falencia es la misma pereza de las personas, de llevar el control de sus gastos, y el físico odio que representa su registro. Surge el miedo como un fantasma que ahuyenta el seguimiento de las compras, con tal de evitar el darte cuenta que estás gastando más de lo que puedes pagar y en cosas inútiles.
Nunca utilices el fondo y ahorros para emergencias, en cosas que no hacen honor estricto a este noble fin. Las emergencias son conceptos claros que no necesitan mucho análisis por su carácter de urgencia. Sin embargo, podemos intentar engañarnos a nosotros mismos, con disculpas y gastos que no tienen explicación, y que solo tienen la finalidad de utilizar estos ahorros que son sagrados para las épocas reales de dificultades o presencia de eventos negativos inesperados. Debes ser fuerte, disciplinado y no caer en la tentación.
No cometas el error de atrasar los pagos. Es cierto, todos podemos presentar dificultades que nos lleven a retrasar un poco algunos de los pagos, pero el problema es que se puede convertir en un hábito crónico y un síntoma de desorden financiero y hasta psicológico. Elimina este mal hábito, porque lo único cierto es que deberás pagar tarde que temprano, y si lo haces tarde te saldrá más caro financieramente y crediticiamente.
Un buen hábito es el ahorro automático de algún porcentaje de tus ingresos, y hacer lo contrario sería un craso error. Asegúrate por algún medio, así sea para que el banco te lo descuente en un ahorro forzado, para que tu bienestar futuro se alcance de una u otra forma.
Cultiva los buenos hábitos financieros y erradica las malas prácticas, los impulsos, la desorganización, la pereza y la desidia.
Fuente: http://www.collegefallout.com/