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MEDITACIÓN: Parte I. ¿Qué es y como funciona?

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Foto por Benjamin Child en Unsplash

En el mundo que vivimos actualmente, con exigencias laborales estrictas, un ritmo de vida exaltado, donde no alcanzan las 24 horas del día para terminar con todas las tareas que debemos realizar, todavía no se ha encontrado una técnica tan efectiva y natural que supere los beneficios que nos brinda la meditación.

El término meditación proviene del latín “meditatio” que significa ejercicio intelectual y se relaciona con la acción de enfocar el pensamiento hacia algo concreto.

Las técnicas que se utilizan comúnmente son originarias de religiones

de oriente como la budista e hinduista, pero pueden ser utilizadas para la optimización de la salud física y mental sin contenido teológico ni necesidad de pertenecer a ningún credo religioso.

La meditación nos ayuda a relajar el cuerpo. Al estar nuestro cuerpo relajado, la mente se relaja y al relajar la mente se reduce la frecuencia de ondas cerebrales. El estado meditativo es una especie de sueño consciente e inducido.

Cuando meditamos se dilatan los vasos sanguíneos y se reduce la producción de hormonas como la adrenalina, noradrenalina, y el cortisol, causantes del estrés.

Otro de los beneficios que nos aporta la meditación es la producción natural  de DHEA, una hormona relacionada con la juventud y la longevidad. Además ayuda a conciliar el sueño y dormir de manera más placentera. Estudios recientes comprobaron que las personas que meditan disminuyen sus síntomas de ansiedad y depresión. Cada vez más profesionales de la salud reconocen a la meditación como una técnica capaz de mejorar el estrés, el sistema inmunológico y el flujo de la circulación sanguínea. También sirve como medio para realizar autosugestión, cuando queremos entrenar nuestro subconsciente para cambiar una idea, fijar una asociación o convencer a nuestra mente de algo. La autosugestión es de gran ayuda para combatir adicciones y modificar hábitos.

Cualquiera sea el tipo de meditación que realicemos, tendrá como fin, aquietar la mente. Quienes han meditado alguna vez, coinciden en las incomparables sensaciones de paz, armonía y tranquilidad que provoca esta practica.

Como se mencionó anteriormente, existen diferentes tipos y diferentes formas de realizarla. Pero generalizando, podría dividirse en dos grupos: meditación pasiva y meditación activa.

La meditación pasiva tiene como objeto principal alcanzar un nivel de relajación tal, que solo nos sitúe en el aquí y ahora. Experimentando un presente eterno, cargado de sensaciones placenteras, en el que colocamos todas nuestras energías, sin disociar el pensamiento. Cabe aclarar que con este tipo de meditación, si bien es pasiva, se logran notables mejoras físicas y psíquicas en la vida de las personas.

La meditación activa utiliza a la meditación como un medio para lograr objetivos concretos, que se definen antes de comenzar dicha práctica. Mejorar la salud, potenciar la inteligencia, retener mayor cantidad de información.

En el siguiente artículo, se detallará una de las tantas técnicas de meditación:

MEDITACIÓN. Parte II. Cómo meditar en tu casa.

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