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El Karma del Cerebro

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Karma del Cerebro: ¿Por Qué le Suceden Cosas Buenas a La Gente Buena?

Sí, ayudar a los demás nos hace sentir entusiasmados y un poco confusos, pero investigaciones recientes sugieren que hacer buenas obras realmente ayuda a la gente a vivir vidas más sanas por más tiempo. Siri Agrell explica por qué la acción positiva puede ser mejor que las píldoras efervescentes.

Por Siri Agrell
Fuente: The Globe and Mail

¿Qué pasaría si el médico te recomendara dar unos cuantos pasos para ser una mejor persona y te dice que lo llames luego por la mañana?

A los pacientes de una organización para el mantenimiento de la salud en California se le está prescribiendo la conducta generosa como parte de un programa llamado Rx: Voluntarios, que es uno de varios nuevos proyectos de investigación descrito por Stephen Post en su libro ¿Por Qué Suceden Cosas Buenas a la Gente Buena?, de venta la próxima semana. El doctor Post relata la relación entre hacer el bien y vivir una vida larga y saludable.

«La ciencia demuestra que estamos cableados para dar», dice. «Estamos hablando aquí de una vitamina diaria para el alma.»

Un número creciente de investigadores apoyan su exposición con estudios que muestran cómo el cuerpo humano se beneficia por todo desde la gratitud hasta la generosidad.

El Dr. Post, presidente del Instituto Universitario Occidental de Casos Para Investigaciones Sobre El Amor Ilimitado cree en el equivalente científico de El Secreto, un fenómeno de auto-ayuda que predica la positividad como un medio para obtener recompensa personal.

El Dr. Post dice que no necesariamente el ser una buena persona te va a ayudar a obtener un auto nuevo o a perder 10 libras, pero que existe un karma del cerebro en donde el cuerpo físicamente premia los actos de bondad y perdón.

«La conclusión más notable de la ciencia del amor es que el acto de dar protege la salud general dos veces más de lo que la aspirina protege contra enfermedad cardíaca,» dice.

Por ejemplo, el psicólogo Robert Emmons estudió a los receptores de trasplante de órganos y encontró que mientras más gratitud sentían ellos más rápidamente se recuperaban.

En un estudio hecho por el psicólogo Russell kolts en el año 2001 se asoció la gratitud con síntomas más bajos de trastornos por estrés post-traumático en los sobrevivientes de traumas.

En un estudio del Colegio Universitario Wellesley donde se siguió la trayectoria de 200 personas desde la década de 1920 y se les entrevistó durante cinco horas cada diez años, se encontró que aquellos que habían sido caritativos en la escuela secundaria tenía mejores condiciones físicas y de salud mental en la edad adulta.

«La conexión con la salud mental es particularmente fuerte pero los efectos en la salud física también son muy significativos», señala el psicólogo Paul Wink.

Ayudar a otras personas también puede ayudarnos en la relajación personal y a liberar el estrés.

Investigadores de la Universidad de Michigan encontraron que las personas que ofrecen apoyo social a los demás en una crisis financiera observan una marcada reducción de su propia ansiedad con respecto al dinero.

La tendencia al estudio de la bondad humana incluso ha generado su propio manual de diagnóstico; Fortalezas y Virtudes Del Carácter: Manual y Clasificación. Fue escrito para contrastar el Manual Diagnóstico y Estadístico que los médicos utilizan para clasificar la conducta humana de acuerdo con su patología.

El Dr. Post, cuyo instituto ofrece apoyo para muchos de estos estudios, cree que las personas que quieren prolongar su vida deben trabajar en su actitud de la misma manera en que hacen cambios en su dieta o en su rutina de ejercicio. Y piensa que la cultura está lista para trasladarse hacia lo positivo.

Él se sintió alentado por el comportamiento de algunos jóvenes en el período posterior a los disparos hacia la muchedumbre que ocurrieron el mes pasado en el Virginia Tech, quienes se acercaron uno a otros en línea y se comprometieron a ser más amables con los desconocidos.

«Nuestra verdad es que tenemos el deber de ser fieles a nosotros mismos. Sonreír a la gente que por lo general nunca miramos siquiera o hablar con la gente que odiamos», escribió el estudiante de Quebec Pierre-Olivier LaForce en Facebook y que posteriormente fue citado en The New York Times.

Y también el mes pasado Ryan Fitzgerald, un desempleado de 20 años de edad de Boston, recibió más de 5.000 llamadas de desconocidos que necesitaban hablar tras publicar su número de teléfono en YouTube.

Fitzgerald dijo que se inspiró en Juan Mann, un australiano cuyos esfuerzos por abrazar a desconocidos le consiguieron un puesto de invitado en el sofá de Oprah Winfrey.

Y el impulso de tomar un camino superior no es sólo está infectando a los jóvenes idealistas.

La consultora de Toronto Peggie Pelosi decidió que necesitaba reconsiderar sus prioridades mientras trabajaba como vicepresidenta de una compañía de ciencias de la salud. Ella vio como su productividad se elevó después de fundar una asociación de caridad para sus empleados. Ahora ayuda a las compañías formar asociaciones filantrópicas y ha escrito un libro; Karma Corporativo: ¿Cómo Pueden Avanzar Los Negocios Recibiendo En Retorno?

«Creo que hay falta de oportunidades para que las personas a encuentren y expresen compasión», le dijo a su generación del baby-boom. «Hemos llegado al punto en nuestras vidas en que nos gustaría tener algún propósito».

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