Lo que puede hacer sentir bien a muchas personas, a otras quizás no. Pero existen actividades que relativamente nos hacen bien a la mayoría de las personas. Son pequeñas cosas, que si las sumamos quizás se conviertan en un todo que puede llevarnos a ser muy felices.
La vida, se compone de cosas simples, no es necesario poseer un automóvil que supere los 100.000 dólares para que podamos ser felices. Tenemos un concepto equívoco con respecto a este papel que sólo sirve como forma de intercambio. Pasamos horas tratando de generar más y más, perdiéndonos de las pequeñas cosas que nos otorga la vida. Muchos de nosotros ni siquiera nos permitimos salir al sol por quedarnos a trabajar tiempo extra. Si bien, el poder adquisitivo brinda posibilidades que las personas carentes no tienen, muchas que lo poseen, se sienten solas y perciben que todos sus amigos se relacionan con ellos por interés.
¿Cuándo comenzamos a sentirnos bien? Cuando dejamos de pensar que es lo que nos falta y a disfrutar de lo poco o mucho que tenemos.
La guía que se presenta a continuación nos ayudará a saber que para sentirnos bien no necesitamos poseer, sino saber aprovechar.
Expresar nuestras ideas claramente:
Verbalizar nuestros pensamientos y sentimientos, es una cualidad que, de todos los animales del planeta, sólo tenemos los seres humanos. Aprender a expresar en forma objetiva las ideas subjetivas, al principio, puede parecer dificultoso. Por ejemplo, no es lo mismo, querer describir una silla, que describir la sensación que sentimos cuando nos enamoramos. Pero una vez que encontramos la manera de hacerlo, nos sentiremos libres, comprendidos y colmados de la tranquilidad que se siente cuando podemos comunicar los pensamientos que emanan de lo más profundo de nuestro ser.
Cuidar nuestro cuerpo:
La realización del ejercicio físico nos permite prevenir enfermedades y mantener nuestra salud. Además nos brinda otras ventajas, como el control de peso, ayuda a potenciar nuestra fuerza, nos aporta flexibilidad, nos hace dormir mejor y también mejora nuestra autoestima. Disminuye el estrés y colabora para que nuestros huesos y músculos estén más fuertes. El sólo hecho de saber que estamos haciendo algo para sentirnos bien, nos permitirá ser más optimistas en cuanto a nosotros. Los cambios que produce el ejercicio físico, si lo practicamos con regularidad, en principio serán estéticos, pero también nos permitirá que nuestro cuerpo y mente se sientan mucho mejor.
Cultivar la mente:
Abrirnos al conocimiento. Leer sobre temas nunca antes leídos, mirar documentales, buscar en la web información de cosas que hayamos oído y no sepamos de qué se tratan. Tener un diccionario a mano, es fundamental para que siempre podamos consultar cuando desconozcamos un vocablo. Realizar un curso de capacitación de interés. Nuestra mente es un ordenador de capacidad infinita. ¿Que mejor que utilizarlo para adquirir más conocimientos? Una persona que no posee los datos necesarios, será manipulada con más facilidad que aquella que posee mayor información. El conocimiento aporta independencia a la hora de actuar y pensar.
Compartir momentos con las personas que amamos:
No existe nada tan gratificante como conversar con amigos, compartir largas reuniones familiares y dedicar nuestro tiempo a los niños. Los consejos de nuestros seres queridos, son sanos, libres de competencia y sobre todo, sinceros. Los momentos compartidos con las personas que realmente queremos, nos llenan de vitalidad, alegría y bienestar. Estos momentos nos ayudan a olvidar nuestros problemas, nos hacen reír a carcajadas y traer recuerdos gratos a nuestra memoria. Sin dudas ésta será nuestra mejor terapia a la hora de sentirnos bien.
Luchar por nuestros sueños:
Podemos sentirnos agotados, abatidos, cansados, pero si no poseemos el valor y las energías para luchar por lo que queremos conseguir, estamos perdidos. Nada en el mundo es tan inalcanzable como para no haberlo intentado. Luchar, persistir, siempre teniendo en claro que nuestros sueños sean posibles, genera tantas fuerzas, que nos sentiremos todopoderosos en algunos momentos. Sobretodo cuando empezamos a ver que muchos de nuestros anhelos se hacen realidad, gracias a nuestra fuerza interior.
Perdonar:
Es tan difícil conseguirlo, como gratificante. A veces nos encontramos cerca de la persona a quien queremos perdonar, necesitamos tomar fuerzas y elegir las palabras necesarias para que la otra persona no se sienta atacada. Otras, podemos perdonar a quien nos hizo daño, aunque sea en nuestra memoria. Imaginar que es lo que le decimos, como actúa esa persona frente a nuestras palabras. Perdonar es uno de los pasos necesarios para seguir adelante con la tranquilidad de que ya no sentimos rencor. Otorga paz a nuestra vida y una sabiduría única que sólo conocen quienes alguna vez han perdonado a alguien.
Sonreír más, discutir menos:
¡Cuantas situaciones somos capaces de resolver con una simple sonrisa! Muchas veces las discusiones comienzan con tonterías, chistes y otras mínimas actitudes.
Reemplazar el enojo con una sonrisa no es difícil una vez que adquirimos el hábito de hacerlo. Recordemos el colegio, cuando una profesora nos regañaba, no hacíamos otra cosa que sonreír y el enojo de esta cesaba. Creemos el hábito de sonreír en vez de enojarnos. Conseguiremos unas tantas sonrisas de respuesta y unas cuantas discusiones menos.
El poder de los abrazos:
Es un gesto de cariño que se percibe con todos los sentidos. Muchas veces nos sentimos mal, y al ser abrazados obtenemos una protección y sensación de seguridad que muy pocas otras conseguimos tener. No nos olvidemos de regalar abrazos, con este gesto afectuoso podemos alegrarles el día a muchas personas que nos necesitan y de esta manera recibir muchos abrazos cada vez que necesitemos demostraciones de afecto.
Amar:
¿Cuantas personas huyen del amor por haber escuchado hablar mal de este sentimiento? Algunas nunca se han enamorado. El enamoramiento, nos hace sentir como en las nubes, pensando todo el tiempo en ese ser tan especial que logró ocupar gran parte de nuestro corazón. Nos hace sentir amados, mimados, protegidos y colmados de afecto. Enamorarse no es perjudicial, es bonito. Permitámonos al menos una vez en la vida amar y ser amados.
Utilizar todos nuestros sentidos:
Ver, tocar, oler, oír, degustar la vida. Esta nos ha dado todos nuestros sentidos para disfrutar de ellos. No debemos dejar de lado ninguno. Mirar paisajes, imágenes bonitas; tocar las superficies naturales, artificiales, la textura de la piel; escuchar los sonidos naturales del ambiente, las voces de la gente, el cantar de los pájaros; oler el rocío de la mañana, el aroma de los árboles, respirar el aire de la ciudad; comer degustando cada sabor, masticando despacio, probando diferentes platos. Y utilizar todos los sentidos para percibir la vida en todas sus formas.
Como podemos ver, existen cosas elementales que generan sensaciones gratas. No es necesario realizar actividades costosas para sentirnos bien. Si tenemos en cuenta cada uno de estos puntos e intentamos realizar al menos una de éstas cosas el día, nos sentiremos mucho mejor.
Las culturas primitivas eran felices sin siquiera tener acceso a la luz eléctrica. Con la evolución humana, las personas fuimos perdiendo el valor de las pequeñas cosas.
Si tomamos consciencia, podemos recuperar el placer de ver la vida, como un conjunto de cosas simples que nos hacen sentir bien.